En la mentalidad de hoy dÃa, es evidente, no se toma muy en serio a Dios. Hablar públicamente de Dios resulta molesto, cuando no irrisorio. Eso en el ámbito público. Luego, en privado, ya se sabe, cada cual tiene su intimidad, su corazón, y es ahàdonde se puede acomodar a Dios sin problemas. Cada uno, “cristiano de nacimientoâ€, tiene su propio derecho personal e intransferible a Dios, y cada uno se relaciona pues con Dios a su manera, la que más le conviene o la que más se adapta a su manera de ser. Sea ésta cual sea, no importa, será válida, porque es “a mi maneraâ€. De este modo, siempre se agradece el concurso de todo aquello que (sea persona, animal o cosa) pueda ayudar a acercarse a Dios, porque, a pesar de todo, ¡Él sigue encontrándose tan lejos!
Sin embargo, ¿es ésta la verdad bÃblica? Dejemos hablar a la Biblia: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre†(1 Timoteo 2,5). Nos acercamos a Dios solamente a través de Cristo y en Cristo. Y esto no es una cita aislada de la Escritura. Jesucristo mismo dijo:  “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mÆ(Juan 14,6). Y esto es asÃ, primeramente, porque Dios se ha acercado al hombre sólo en Cristo. “Dios fue manifestado en carne…†(1 Timoteo 3,16); “En el principio era el Verbo  (Cristo),  y el Verbo era con Dios, y el
Verbo era Dios†(Juan 1,1); “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer†(Juan 1,18).
Si meditamos tan sólo un poco en esto, seremos sin duda llenos de un inmenso asombro y admiración. Jesús, la persona que hace dos mil años nació en Belén, que fue envuelto en pañales, que crecÃa y se fortalecÃa, que recorrió las tierras de Galilea haciendo el bien, que habló, que comió y bebió, que se alegró, se fatigó, lloró sobre Jerusalén y en la noche que fue entregado se puso triste hasta la muerte (el apóstol Juan dirá “lo que hemos oÃdo, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palparon nuestras manosâ€; 1 Juan 1,1) ¡era realmente Dios hecho hombre, verdadero
Dios y verdadero hombre!
Jesucristo es asà nuestro único Mediador con Dios porque en su misma  persona la divinidad y la humanidad se unen de manera perfecta. Pero Jesucristo es también, en segundo lugar, nuestro único Mediador por la  obra que el hizo. Él fue  “nacido de mujerâ€, por tanto, como hombre, fue “nacido bajo la Ley, para que redimiese a los que estaban bajo la Ley†(Gálatas 4,4), es decir, a los hombres en condenación por sus delitos y pecados (Efesios 2,1-3). No hay excepción,  “todos están bajo pecadoâ€Â (Romanos 3,9); “porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado†(Romanos 3,20).
Jesucristo es asà nuestro “postrer Adán†(1 Corintios 15,45), nuestro representante ante Dios, como Adán lo fue a su vez en el jardÃn del Edén: Adán ciertamente habrÃa recibido vida eterna si hubiera permanecido en obediencia a Dios (cf. Génesis 2,16-17; Romanos 10,5:  “el hombre que haga estas cosas, vivirá por ellasâ€). Pero por la desobediencia de Adán, todos sus descendientes hemos sido constituidos pecadores ante Dios (Romanos 5,19). Sin embargo, Cristo  “aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia†(Hebreos 5,8); “se hizo obediente hasta la muerte, y muerte de cruz†(Filipenses 2,8); “en los dÃas de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podÃa librar de la muerte, fue oÃdo a causa de su temor reverente†(Hebreos 5,7); “Padre, si quieres, pasa de mà esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya†(Lucas 22,42).
La muerte de Jesús fue el sacrificio del  “Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo† (Juan 1,29), la vÃctima inocente que tenÃa que morir, porque  “sin derramamiento de sangre no se hace remisión†de pecados (Hebreos 9,22). En efecto, “en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sà mismo para quitar de en medio el pecado†(Hebreos 9,26). ¡Maravillosa verdad! ¿Qué le falta a la obra de Cristo para salvar? Nada, absolutamente nada. Por su muerte, Cristo ha obtenido “eterna redención†(Hebreos 9,12); “con una sola ofrenda  (su muerte)  hizo perfectos para siempre a los santificados† (Hebreos 10,14). Cristo además ha resucitado y ascendido a los cielos  “viviendo siempre para interceder†a Dios por los que se acercan a Él (Hebreos 7,25). ¿Dios rehusará de escuchar la intercesión de Su Hijo, ganada al precio de Su preciosa sangre? ¡Abajo con tales pensamientos!  “Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me has dado; porque me has amado desde antes de la fundación del mundo†(Juan 17,24).
El mayor problema de las “mediaciones parciales†(ya sean las provenientes del paganismo, tradicionalmente barnizadas de cristianismo, o las que ciertamente se tomarán sin disimulos de las otras religiones) es que restan gloria a la gloria de Cristo. No la incrementan, no. “Yo Jehová; éste es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturasâ€Â (IsaÃas 42,8);“Porque Jehová Tu Dios es fuego consumidor, Dios celosoâ€Â (Deuteronomio 4,24); “porque nuestro Dios es un fuego consumidor†(Hebreos 12,29); el apóstol Pablo mismo escribÃa a las iglesias “os celo con celo de Dios†(2 Corintios 11,2). La denuncia del profeta Ezequiel sigue, pues, en pie: “sus sacerdotes violaron mi
ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio†(Ezequiel 22,16). Pero no sólo eso. Lo cierto, lo tristemente cierto, es que, para el hombre, todas estas
“mediaciones parciales†resultan inútiles. No podÃa ser de otra manera, puesto que Dios jamás las ha instituido. Poner entonces la confianza en ellas sólo puede conducir, ya a la decepción más profunda, ya al engaño más atroz. Se trata, nada menos, de la salvación o condenación eterna de las personas. El testimonio de la Palabra de Dios es firme y no
admite réplicas: “El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios, no tiene la vida†(1 Juan 5,12). Quien lo quiera recibir, comprobará que, verdaderamente, no hacen falta otros mediadores (as).
Sólo Cristo salva
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por  Jorge Ruiz | Extracto del artÃculo Solo Cristo - Fundación En la Calle Recta (ECR) | www.enlacallerecta.es
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