Nuestra Declaración de Fe
Reconocemos los siguientes artÃculos como Declaración Doctrinal de nuestra Iglesia:
a. Creemos que la Biblia, es decir, los 66 libros del Antiguo y Nuevo Testamento, es la palabra inspirada de Dios, la narración escrita de la revelación divina a los hombres, sin error como fue dada originalmente, absoluta en su autoridad, completa en su revelación y final en su contenido (Dt. 4:2; 2. Tim. 3:16-17; 2 Ped. 1:19; Ap. 22:18-19).
b. Creemos en la Trinidad del Creador, Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el EspÃritu Santo.
– Creemos en la personalidad de Dios Padre omnipotente, omnisciente, omnipresente e infinito.
– Creemos en la deidad de Jesucristo, el Hijo de Dios; creemos que existe desde la eternidad con el Padre; creemos en su encarnación, engendrado por el EspÃritu Santo, nacido de la virgen MarÃa; que es Dios verdadero, nuestro único Salvador y Mediador.
– Creemos que el EspÃritu Santo es una persona que es Vicario de Cristo en la tierra y nuestro Intérprete infalible de la Palabra de Dios (Is. 44:6; Mt. 28:19; Jn. 1:1 ;Jn. 14:16-26; 1 Cor. 8:6:2 Cor. 13:14; 1 Tim. 2:5:1 Tim. 3:16).
c. Creemos que el hombre fue creado a la imagen de Dios, pero desobedeció a su Creador, y su rebeldÃa trajo como consecuencia que toda persona nazca con una naturaleza pecaminosa y que al llegar a la edad de responsabilidad moral se manifiesta como pecador en pensamiento, palabra y hecho. Que para salvarse necesita ser perdonado y regenerado por la gracia divina, mediante el arrepentimiento y la fe en Jesucristo (Rom. 3:9-12; Rom. 8:7; 2 Cor. 5:19-20; Ef. 2:1, 8-9).
d. Creemos en la expiación de nuestros pecados por la sangre derramada de Cristo Jesús, que El murió en lugar del pecador y es el sacrificio propiciatorio de Dios por el pecado de todo el mundo y eficaz par la salvación eterna de los que creen en El (Is. 53:5-6; Hech. 4:12; 1 Ped. 2:24; 1 Jn. 1:7; 2:2).
e. Creemos que Cristo resucitó corporalmente al tercer dÃa; que ascendió al cielo y está sentado a la diestra de Dios como Abogado e Intercesor de los creyentes (Hech. 1:3; 1 Cor. 15:3-4; 1 Ped. 3:22; Un. 2:1).
f. Creemos en la segunda venida de Cristo, visible y personal, para arrebatar a su Iglesia y después establecer su reino milenial sobre la tierra (1 Tes. 4:16-17;ls. 2:2-4; Zac. 9:9-10; Ap. 20:4).
g. Creemos en la resurrección corporal de los muertos; que los justificados por la fe en Cristo gozarán de dicha eterna con El y que los incrédulos e impenitentes serán condenados al suplicio consciente del fuego eterno (Dn. 12:2; Jn. 5:24-29; 2 Tes. 1:7-9; Ap. 20:11-15; Ap. 21:8).
h. Creemos que el EspÃritu Santo, en el momento de la salvación, además de regenerar al creyente, bautizarlo en el Cuerpo y sellarlo, viene a morar en él para guiarlo, instruirlo y darle poder para la vida piadosa y el servicio eficaz (Jn. 14:26; Jn. 16:7-14; 1 Cor. 6:19-20; 1 Cor. 12:13; Ef. 4:30; Tit. 3:5-6).
i. Creemos en la realidad de Satanás, precursor del pecado y prÃncipe de este mundo, que es el espÃritu que opera en los incrédulos, y que su fin será el lago de fuego con sus ángeles (Gn. 3:1 -14; Mt. 25:41; Jn. 8:44; 1 Jn. 3:8; Ap. 20:2).
j. Creemos que la Iglesia de Jesucristo está constituida por aquéllos que, por una fe viva y personal en Cristo, han sido regenerados por el EspÃritu Santo y mediante el Bautismo, por el mismo EspÃritu, han sido unidos conjuntamente en el Cuerpo de Cristo, del cual El es la Cabeza (1 Cor. 12:13; Ef. 4:4; Col 1:18; Tit. 3:5-6).
k. Creemos que la misión suprema de la Iglesia, en este siglo, es predicar el Evangelio en todo el mundo a todo ser humano (Mt. 28:18-20; Jn. 20:21; Hech. 1:8).
I. Creemos que Jesucristo es el Señor y Cabeza de la Iglesia y que cada Iglesia local responde directamente a El, ejerciendo su autonomÃa dentro de Su voluntad, expresada en Su Palabra (1 Cor. 1 ‘2.\ Ef. 4:7-16; 1 Tim. 3:15; Hech. 10:19-22).
m. Creemos que el Bautismo y la Cena del Señor son las ordenanzas que deben observar y practicar las Iglesias durante este siglo. Sin embargo, no deben considerarse como medios para obtener salvación (Mt. 28:19-20; Hech. 2:41-42; Rom. 6:2-6; 1 Cor. 11:23-26).
n. Creemos que todo creyente debe vivir de tal manera que honre y glorifique a su Salvador y Señor y evite reproches a Su nombre, separándose de doctrinas falsas, deleites, costumbres y enlaces mundanos (1 Cor. 6:20; 1 Cor. 10:31; 2 Cor. 6:14-18; 1 Ped.1:15-16; Un. 2:15-17).
Jesús primero en todo
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